Chaval suena a la puerta de una caliente chiquita morena pidiendole un telefóno para llamar a una grúa. La masajista le deja entrar y le propone de esperar al servicio de carretera en casa mientras le hace un masaje relajante. El varón accepta y se tiende encima del lecho. La chiquita empieza a friccionarle con aceite y quitarse lentamente toda su ropa. Cuando el tipo la vee se queda de piedra y la chica sigue con su masaje sacandole la polla de las bragas en una tremenda paja. Se sienta sobre su cara para que pueda comerle la concha hambrienta y le deja venir en sus manos de profesional para lamer toda su leche caliente.